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Jaime-Muniesa

CUENTOS DE NAVIDAD 2a Parte

Segunda parte.

 

         Donde se da cumplida cuenta de la infancia, de la adolescencia y de la corta vida de adulto del Judeo-Celta Iesus.

 

         A pesar de haber mucho trabajo en Jerusalén, pocos días después de nacer Iesús, Josué empezó a trabajar como oficial con un carpintero local y unos  meses después (ignoramos cuántos) al dueño de la carpintería le cayó un madero en la cabeza machacándole los sesos dejándolo frito in situ.

         Como las ocasiones las pintan calvas Josué aprovechó la ocasión y por cuatro perras al contado y otras tantas a plazos, se arreglo con la viuda del carpintero quedándose con la carpintería y se estableció en Belén como carpintero por cuenta propia.

          Poco después hizo venir alguno de sus hijos y de momento la cosa funcionaba bastante bien hasta que poco tiempo después el Rey Herodes mandó aumentar los impuestos porque le apetecía construirse un nuevo palacio y ya se sabe que los caprichos de los reyes lo pagan los villanos. A Josué como buen judío que era, esta subida de impuestos le sentó como un jarro de agua fría y estaba que echaba los dientes porque con lo que ganaba en la carpintería trabajando de sol a sol casi no le llegaba para mantener decentemente a su familia. 

         Por ese tiempo Josué tuvo de nuevo la visita de su amigo Ángel, el cual se dedicaba a la venta ambulante de incienso y mirra al por mayor, además de otros artículos empleados en los oficios religiosos, y es por cuestiones de su negocio que se encontraba en Belén visitando  algunos clientes y de paso antes de ir a la capital aprovechó la ocasión para ver y hablar con Josué. Este le confesó sin ambages la precaria situación por la cual estaba pasando, debido a los nuevos impuestos ordenados por el hijo puta de Herodes; los gastos eran enormes y no había manera de sacar los pies de las alforjas, porque apenas cobraba una pequeña factura ya estaba el recaudador del reino en casa para llevarse casi la totalidad de lo cobrado, de forma que otra vez las estaba pasando moradas.

         El amigo Ángel tras corta reflexión le aconsejo nuevamente; esta vez de emigrar a Egipto adonde él sabía a ciencia cierta que se ganaba de verdad pasta a punta pala, y eso porque un medio emperador romano llamado Marcus Antonium se había enamorado de Cleopatra que era en la actualidad Reina y Soberana de Egipto y que según decían los que la habían visto de cerca era guapísima y estaba más buena que el pan de centeno frotado con ajos su chorrito de aceite de oliva y cubierto de finas lonchas de jamón de los cerros ibéricos; al parecer esta reina era la mar de caprichosa y cada día se le apetecían palacios, cosas y muebles nuevos. Armarios, mesas y mesitas, consolas, cómodas, camas, pérgolas, y un largo etc. Y ya se sabe que cuando un medio emperador romano se enchocha de una reina y mucho más si esta es un bombón, cede sin discutir ni valorar a todos los caprichos de su adorada y por eso mismo en Egipto y en aquellos momentos  había “curro” a punta pala y se ganaba mucha pasta, en pocas palabras aquel país era lo más de lo más.

         Tras esta conversación con su primo  Ángel, José pensativo llegó a casa y sentado en la mesa delante de un plato de migas fritas con sebo de borrego, relató a su querida esposa María la conversación que había mantenido con su primo, a lo cual la obediente esposa le dijo: Josué, amado marido mío, tu eres el cabeza de familia y lo que tú dispongas se hará.

         Al día siguiente Josué habló con un carpintero samario que era cojo y tras muchos regateos, como es normal entre semitas, llegaron a un acuerdo y Josué le vendió la carpintería. A continuación enviaron con una caravana de nuevo los hijos con la familia de Nazaret, y él, su esposa María y el pequeño Iesus a lomos de burra emigraron a Egipto.

         Tras una semana de andar por los polvorientos caminos de Judea, Josué con los pies deshechos y la burra sin herraduras hicieron su entrada en la prospera ciudad de Alejandría, que por aquel tiempo era la ciudad más importante de Egipto. Buscaron, encontraron y se instalaron pagando un alquiler moderado en una casa propiedad de un armenio y unos días después Josué se colocó de oficial carpintero ebanista en una carpintería muy buena, con un buen sueldo, papeles en regla y declarado a la seguridad social. Pero aunque su situación no era mala a Josué no le gustaba trabajar para nadie, o lo que es lo mismo ser mandado, de forma que como buen hebreo que era, poco a poco le fue comiendo el tarro al armenio hasta que consiguió que accediera a asociarse con él montando una carpintería en los bajos de la casa, el armenio ponía el local y la contabilidad y Josué la sabiduría del oficio y se suprimía el alquiler.

         Y en efecto, el negocio de la carpintería empezó a funcionar bastante bien y Josué ganaba muy bien su vida, todo iba a pedir de boca y así pasaron varios años.

         El niño Iesus mamó de las ubres de su madre veintiséis meses y luego ya pasó a las gachas elaboradas con leche de cabra y harina de trigo; a Mariem le hubiera gustado hacer las gachas con harina de maíz, pero el maíz estaba en América y este continente todavía estaba sin descubrir, aunque ya estaba poblada, (de cualquier manera tampoco Cristóbal Colón había nacido); en fin que los años pasaron  y a la edad de diez años Iesus era un muchacho espigado, rubio e inteligente, a esa temprana edad el muchacho hablaba el arameo que digamos era su lengua natal, el griego que era la lengua que se hablaba mayoritariamente en Alejandría, también hablaba muy bien el hebreo, el árabe, algo de latín  y varios dialectos de entre los más de cien que en aquellos tiempos se hablaban en Egipto.

         Mimado y consentido por su madre, pasaba de los consejos que su buen padre intentaba darle y la mayoría de su tiempo la pasaba en la calle, donde capitaneaba una banda de golfillos muy poco recomendables con los cuales se dedicaba a todo aquello que prohibían las leyes, en la calle aprendió, enseño y practicó ciertas prácticas que en más de una ocasión dieron con sus huesos en el cuartelillo de la policía local, adonde fue severamente reprendido además de tener que pagar sus padres buenas cantidades de dineros para sacarle del calabozo, ni que decir tiene que aquellas multas a su padre le sentaban como un tiro en la nuca .

          A la edad de catorce años el niño Iesús ya tenía las ideas muy claras. El no había nacido para ser un currante. Su padre, el bueno de Josué estaba hasta el gorro de sus descaros y de pagar multas; un día, de la mejor de las maneras lo cogió aparte y quiso con las mejores palabras que pudo inculcar en el chico las virtudes del trabajo y de la honradez, proponiéndole a iniciarse en el oficio de carpintero tomándole de aprendiz en el taller; pero Iesus le dijo a su padre que nanai, que no contara para nada con él en cuestiones de “currelo”, porque él tenía la certeza de que su misión no era de este mundo y menos la de trabajar como un burro para malvivir y peor comer; sus miras eran mucho más altas, de forma que si quería tener aprendiz que lo buscara por otra parte porque él no había nacido para ser un triste carpintero de mierda y no se sabe cuántas cosas más, todas ellas muy desagradables, tras esta tirada le dijo a su padre que él no hacía parte de este mundo.

         Y así sin dar un palo al agua trascurrieron varios años más; comiendo a la sopa boba, haciendo rastros a diestro y siniestro, y creando con ello un foso de enemistad por no decir otra cosa entre padre e hijo; en este enrarecido ambiente pasaban largas temporadas mutuamente sin dirigirse la palabra. Mariem entre los dos intentaba comprender a uno y otro, pero embobada con el hijo de sus entrañas seguía consintiendo todos los caprichos de Iesus.

         Un día o mejor dicho una tarde cuando Iesus contaba dieciséis años, junto con su cuadrilla después de robarle una cuadriga a un legionario que estaba bebiendo en una taberna, fueron a ver un espectáculo de magia donde actuaba entre otros el famoso mago indostaní Rhaska  Tharkuhal, el cual en uno de sus sorprendentes números pidió la colaboración de una persona del público. Los amigos de Iesus que eran conocedores de algunas habilidades de este, insistieron para que fuera subiera y tras muchos ruegos por parte de sus amigos y del público en general Iesús accedió y subió al escenario.

         -Hola ¿Cómo te llamas? -Le preguntó el mago-.

         -Iesus, respondió el muchacho.

         -¿Tu estas dispuesto a ayudarme?

         -Vale, ya veremos.

         -Bueno, pues entre los dos vamos hacer desaparecer lo que hay en esta caja; veamos qué es lo que contiene. ¡Hombre que tenemos aquí!, una gallina, bien Iesus coge este papiro cuadrado por las dos puntas opuestas y haz con él un gran cucurucho de forma que quepa la gallina dentro etc. etc.

         El número fue un éxito rotundo, el mago felicitó a Iesus por lo bien que lo había hecho y le dijo aparte que le gustaría hablar con él después de la función.

         Iesus espero a que acabara el espectáculo y se presentó en el camerino del mago, golpeó suavemente con los nudillos de la mano en la puerta y una voz dijo pasa, pasa.

         -Hola buenas tardes-.

         -Hola muchacho, ¿qué tal estas? ¿Oye chaval tu de que raza eres, con esos pelos rubios y los ojos azules?

         -Soy judío de Galilea.

         -Joder pues nadie lo diría, porque mejor pareces extranjero de la parte de Europa, pero en fin vamos al grano. Oye ¿a ti te gustaría trabajar conmigo? Yo te enseñaría el oficio, comerías muy bien, he incluso ganarías algún dinero.

         -No sé, tendría que consultarlo con mis padres, a mí sí que me gustaría, pero ellos me parece que no estarán conformes, de todas formas esta noche lo comentaré en casa y mañana le daré la contestación.

¿Vale?

         -Vale, vale. Mañana te espero aquí con una cosa u otra.

         -Bueno pues adiós, hasta mañana.

         -Hasta mañana si Dios quiere.

 

         Cuando llegó Iesus a su casa ya estaban sus padres cenando, saludó y se sentó en la mesa, después de hacer su jaculatoria se sirvió algo de la cena que su madre había preparado y sin más preámbulos les dijo a sus padres que había determinado trabajar en el espectáculo de ayudante con un mago. Mariem ante tal anuncio se horrorizó e intentó empleando todos los medios a su alcance para persuadir al hijo adorado de sus entrañas de desistir en semejante empresa, diciéndole que en el espectáculo se encerraban todos los vicios y malas costumbres de la tierra, que todos los cómicos, magos, músicos y malabaristas eran carne del diablo y que estaban condenados irremisiblemente a las calderas de Pedro Botero etc. etc.

         -¿Por qué no dices nada amado esposo mío? ¿Tú te das cuenta adorado Josué? Nuestro hijo por esos mundos de Dios, haciendo de comediante entre esa gentuza de la farándula y el espectáculo que son unos degenerados. ¡Ay madre del amor hermoso que desgracia!

         Josué después de haber aguantado estoicamente los muchos  desplantes que su hijo le había dado cada vez que le había propuesto  de trabajar con él en el taller para ser el día de mañana un hombre de provecho, la verdad es que estaba algo o mejor dicho muy irritado con el muchacho, en el cual aparte de la disparidad fisiológica de sus  personas había algo en el carácter de Iesus que no le cuadraba completamente, quizás fuera aquella desenvoltura impropia de los chicos de su clase con la que hablaba, la rara facilidad con que aprendía y asimilaba todas las cosas o aquella diferencia física entre ellos que cada día se hacía más patente, de forma que todo el mundo le preguntaba no sin cierto grado de ironía:

         -¿Josué pero ese es tu hijo? Pues la verdad es que no se parece a ti ni en el mear.

         Esto a pesar de la confianza ciega que él tenía en su esposa la verdad es que lo tenía muy mosqueado.

         En esta ocasión  no dijo nada importante se limitó a decir con cierto desdén:

         - Si al chico le gusta lo del circo, pues él sabrá, a mi como si se quiere marchar a pescar tiburones, por mi no hay inconveniente, que haga con o sin tu consentimiento lo que le salga de las narices, de cualquier manera la carpintería parece ser que al señorito no le interesa porque su misión no es de este mundo.

         Y así fue como Iesus al día siguiente empezó a trabajar de ayudante de mago.

         Avispado como era, Iesus no tardó mucho tiempo en aprender todas las triquiñuelas del mago, de manera que un par de años después, además de presentar el número en cuatro o cinco lenguas diferentes también el mago le dejaba ejecutar un número de prestidigitación y otro de escapista con gran éxito.

         Por ese tiempo Josué estaba en los cincuenta y tantos y prácticamente para el arrastre y Mariem que aunque mucho más joven también estaba ansiosa por ver a sus otros hijos decidieron regresar a Galilea, de modo que Josué vendió al armenio su parte del negocio y regresaron a su país pero sin Iesus el cual entusiasmado con el espectáculo de la magia, se negó rotundamente a seguir a sus padres diciéndoles que regresaría cuando acabase de aprender el oficio de mago, pero que de momento no pensaba moverse de allí.

         Y en efecto Josué contento por volver a su tierra y Mariem llorando por dejar a su hijo más querido regresaron a Galilea y Iesus empezó una nueva etapa en su vida cuando no contaba más que dieciocho años.    

         Con el mago Rhaska Tharkuhal  Iesus estuvo poco tiempo más, porque su habilidad para la magia en poco tiempo sobrepasó a la de su maestro, y el público prefería ver al joven y apuesto rubio que al famélico y oscuro indostaní, el cual no tardó en darse cuenta del éxito de su aprendiz y aconsejo a su discípulo para bien de los dos de separarse. Por él, porque en compañía del joven perdía público y notoriedad, y por Iesus, porque a estas alturas ya no tenía nada que aprender de nadie, ya que en la hora actual ejecutaba trucos, que más que trucos parecían prodigios o milagros que ni él mismo siendo un famoso mago como era, se hacía cruces y no encontraba la manera de descubrir  cómo podía realizar semejantes números.

         Cuando Iesus se vio solo busco un manager y lo encontró en la persona de Saúl un judío vividor que estaba forrado e invirtió varios miles de dracmas, ases y denarios en publicidad, vestuario y atrezo. Con estos atributos siempre de la mano de su manager, el cual quizás para despistar a hacienda cambió su nombre por el de Paúl, pues bien a la edad de diecinueve años recién cumplidos empezó Iesus sus actuaciones en solitario con gran éxito, primero por todas las ciudades y pueblos de Egipto y pronto su fama traspasó las fronteras y se extendió por todas las provincias del medio oriente.   

         En el año 27 encontramos a Iesus actuando en Cafarnaúm, era este un pueblo de mucho renombre en aquellos tiempos donde se reunía gran parte de la intelectualidad de Galilea.

         Para la presentación correcta de su espectáculo de magia, Iesús  había contratado y adiestrado una docena de empleados los cuales montaban el tinglado y colaboraban cada cual en el papel que previamente tenía asignado, en compañía de estos acólitos el Maestro actuaba todas las noches con gran éxito en un gran teatro construido por los romanos llamado Emporio.

          Después de la actuación junto con sus empleados y su manager iban al cabaret a cenar, algunos de ellos a pasárselo bien con las mujeres que en el local trabajaban de alternadoras y Iesus a jugar a las cartas en cuya manipulación era maestro, ganando gracias a su extrema habilidad todas las noches buenas sumas de dineros.

         Las mujeres de todos los cabarets que frecuentaba Iesus estaban enamoradas de él, pero este era muy frío y las desdeñaba hasta el día en que su amigo Iuan le presentó a una mujer singular; una hembra de una belleza rara, morena de ojos negros y profundos, de un cuerpo extraordinario y de una sensualidad desbordante llamada Mariem de Magdala, solo verla Iesus comprendió que aquella sería la mujer de su vida y gracias a su amigo Iuan, Iesus se bautizó en amor físico.

         Acabaron el contrato en el teatro Emporium y se dirigieron todos juntos a Jerusalén, adonde Paúl había conseguido un contrato fabuloso, hicieron un alto en la ciudad de Caná adonde además de realizar varias actuaciones con gran éxito, aprovecharon para asistir a la boda de la prima de un empleado llamado Pedro natural de dicha localidad.

          Al poco de estar allí comiendo y sobretodo bebiendo, como nadie de los presentes ignoraba que Iesus ejercía de mago le pidieron encarecidamente de hacer algún prodigio y como Iesus ya sabía que esto ocurriría poco más o menos, él había previsto y puesto a punto un número en el cual convertía el agua en vino, más tarde este número se convirtió en la clave de su publicidad que rezaba así en grandes carteles: “ Iesus el mago que convierte el agua en vino”, tras esta demostración que dejó con tres palmos de narices a los presentes, Iesus algo eufórico por los efectos de los aplausos y la bebida, pidió tres panes y tres peces que al momento le fueron dados, Iesus cogió los peces y depositó uno en el fondo de cada una de las tres canastas, a continuación repitió la misma operación en otras tres canastas, acto seguido, bajo la expectante mirada de la asistencia murmurando unas palabras extrañas que nadie comprendió, cubrió con un paño morado cada una de las cestas y un momento después tras decir varias sandeces más y realizar varios movimientos con las manos retiró el morado paño y cual no fue el asombro de los presentes al ver con sus propios ojos tres cestas repletas de pan y las otras tres llenas a rebosar de peces variados.

         Las gentes le pidieron de desvelar el truco pero él les dijo que todo había sido producto de su imaginación y ahí quedó la cosa.

         Al día siguiente Iesus y toda la compañía continuaron la tournée  actuando en algunos lugares poco importantes y el Domingo de Ramos del año 34 de nuestra era por la mañana precedido por su fama y con gran expectación de público montado en un jumento y vestido con túnica blanca hizo el mago Iesus su entrada en Jerusalén seguido de toda la compañía y de su mujer María de Magdala, la cual en esos momentos se hallaba en cinta de cuatro meses.

         Se alojaron en un hotel de tres estrellas del sur y una del norte y al día siguiente por la tarde noche debutó el mago Iesus en el teatro griego; un teatro al aire libre situado en la falda del monte de los olivos  adonde obtuvo un gran éxito.

         Tras la actuación Iesus tal como acostumbraba hacer acompañado de su manager y de dos o tres hombres de su entera confianza fueron al cabaret para beber unas copas y echar una partida de cartas. Después de haber desplumado a un par de forasteros Iesus se despidió de sus hombres y se dirigió al hotel, penetró en él, subió las escaleras que conducían a las habitaciones y desde el pasillo escucho varios gritos de mujer que provenían como de su habitación, corrió hacia ella abrió de golpe la puerta y vio con sus propios ojos como su ayudante Iudas intentaba violar a su mujer Magdala, avanzó hacia el violador y agarrándolo por la pechera le aplicó un puñetazo en la cara chafándole los morros y las narices, haciéndole caer al suelo adonde el colérico Iesus lo molió a patadas.

         El maltrecho Iudas se levantó como pudo y sangrando copiosamente por la boca y la nariz intentaba salir de la estancia profiriendo amenazas sin cesar y jurando que se vengaría como fuera. Todavía Iesus lo acompañó hasta la puerta despidiéndole con una soberbia patada el trasero que le hizo avanzar varios metros casi sin tocar el suelo.

         Tras esta bronca Iesus consoló ampliamente y sexualmente a Magdala por conducto  bocal, vaginal y analmente hasta altas horas de la madrugada, entre todas estas experiencias sexuales, para dejarla verdaderamente satisfecha y hacerle olvidar el mal rato pasado con el borde de Iudas, el mago Iesus le practicó sabiamente el “intenso” que era un número especial que en principio solo lo practicaba domingos y fiestas que guardar, una experiencia que solamente él era capaz de realizar y que volvía loca de placer a su querida Magdala.

         Iudas corrido por la paliza recibida, salió del hotel y se dirigió

directamente a los baños públicos, adonde por muy poco dinero se hizo asear por un joven esclavo muy bien dotado, el cual una vez aseado lo satisfizo sexualmente. Iudas aseado y todavía con el culo escocido por la penetración brutal del miembro del esclavo, se dirigió  al Sanedrín adonde pidió audiencia para hablar con el rabino mayor. Un viejo conserje que era tartamudo le dijo no sin cierta pena que esperara en la antesala, aunque a él le parecía que el jefe del sanedrín, un tal Annas, no podría recibirlo aquella tarde porque estaba reunido con tres samaritanas de cojón  de mico, y que lo más seguro lo enviaría a su yerno Caifás, que es el que se ocupaba de los asuntos corrientes cuando su suegro estaba reunido con samaritanas de cojón de mico; Iudas que ya estaba hasta los huevos de oír al tartaja aquel, le dijo que igual le importaba uno que otro pero que no hablara más porque allí les iba a coger el alba.

         En esto estaban el tartamudo y Iudas cuando por la puerta apareció Caifás.

         -Que pasa aquí? Inquirió.             

         -Naaaada queeee esssste quieeeeere po po po ner una de de de denuncia. Dijo el tartamudo.

         -Tu a quien quieres denunciar?

         -Bueno yo primero quiero saber si es verdad que dais treinta denarios de plata a todo aquel que denuncie un hereje.

         -Así es, siempre que se pueda demostrar que el denunciado es en realidad un hereje y habla mal de nuestra religión.

         -El que yo vengo aquí a denunciar es nada menos que Iesus de Belén, alias el Nazareno, uno que hace magia negra, vive con mujer en pecado y hace trampas en el juego además de decir que es hijo de un Dios.

         -Ya he oído hablar de ese mago y en realidad tenía muchas ganas de echarle el guante, bien toma este recibo y pasa por caja para que te abonen tus treinta denarios. Oye como sabremos quién es?

         -No os preocupéis el viernes cenaremos en la taberna del Manco, cuando vengáis a detenerlo yo le daré un beso y por eso lo reconoceréis.

         Salió Iudas y se metió en una taberna de donde salió tres o cuatro horas después con una monumental tajada.

         Al día siguiente sin pensar en lo que había pasado la tarde anterior con el borde de Iudas; Iesus como de costumbre quiso festejar el Sabbat, he hizo preparar en una taberna típica un pequeño banquete a base de pan y vino, con el fin de reunirse todos alrededor de una mesa y pasar un buen rato en buena armonía.

         Como de costumbre la función se desarrolló sin incidentes, Iesus resucitó varios muertos, saco los malos espíritus del cuerpo de tres endemoniados, devolvió la vista a seis ciegos, y renovó el virgo de  catorce jóvenes y desoladas muchachas, algunas de ellas, según declaraciones propias lo habían perdido  haciendo probatinas y otras por descuido, para finalizar su actuación realizó algunas de las transformaciones que eran fijas en el programa como la conversión de agua en vino y viceversa.

         Tras la función una vez contada la caja, que para eso eran judíos, en muy buena armonía todos juntos como una peña se dirigieron al restaurante para cenar y lo que fuera necesario para pasárselo bien. Cabe decir que Iesus además de pagar muy bien, de vez en cuando tenía detalles como este arriba indicado, logrando tener con ello a toda la troupe contenta, no como ocurre en la mayoría de los espectáculos que los jefes se llevan el gran bocado dejando algunas migajas sueltas para los subalternos.

         Pues bien una vez en el restaurante entre risas y chistes muy graciosos tomaron todos un buen aperitivo romano fabricado por un tal Martini y puesto en moda por el gobernador Pilatos, del cual se comentaba que le daba al morapio cosa mala,  porque el agua no la empleaba más que para lavarse las manos; en fin que tras este moderno aperitivo y varias bandejas de calamares a la romana y gambas a la plancha, se aposentaron  al rededor de una gran mesa e Iesus cogiendo un pan lo partió con sus manos y dijo a los comensales “Comed todos de este pan porque es tierno, blanco; y que leches!!el pan  hace cuerpo, y tras esto se sirvió un gran vaso de vino y les dijo bebed de este vino porque el vino hace feliz a la gente y además hace sangre” dicho esto bebieron todos abundantemente y esperaron con ansia la cena; por cierto copiosa y muy rica, consistente en entremeses variados, lenguado a la molinera, y paletilla de cordero al horno con patatas a lo pobre, esto por lo que eran los platos fuertes, todos ellos bien rociados de buenos crudos de Hispania y Gaule, después  sirvieron quesos variados, frutas del tiempo, polvorones, alfajores y roscos de vino, café de Etiopía y copas de aguardiente celta, que en arameo llamaban  orujo y en hebreo cazalla.

         Cuando ya se habían bebido además de las seis ánforas de vino que se habían servido  durante la cena, ánfora y media de aguardiente; tratándose de judíos  por cuestiones suponemos de dineros, entre varios de ellos estalló una gran disputa que tuvo que apaciguar el mismísimo Iesus; otros que iban bastante tocados por el alcohol empezaron a cantar groseras canciones de cuartel, taberna y jodienda. Iesus para refrescarse un poco y calmar el cabreo que llevaba por el comportamiento de sus empleados, por una de las tres puertas del comedor salió al huerto que estaba anexo y tras dar un paseo por el huerto se apoyó en un olivo cuando vio a su empleado Iudas seguido de varios soldados de los llamados supletifs, que eran nativos que se enrolaban voluntarios en el ejército de ocupación al mando de un sargento romano, y también venían la mayoría de sus empleados; con la irrupción de estos soldados como por arte de magia se acabó el griterío y los cantos, y uno de los soldados preguntó en lengua aramea: Quien de vosotros es Iesus de Belén o el Nazareno? Iudas abrazando al mago Iesus dijo este es.

         -Que ostias pasa aquí? Dijo el empleado Pedro.

         -Pasa que este se viene con nosotros y chitón que nadie se mueva o aquí va a pasar algo gordo.

         Inmediatamente Iesus fue maniatado y conducido al sanedrín supremo, pero antes de comparecer ante el gran rabino, como Iesus no paraba de protestar para bajarle los humos los esbirros de turno emplearon la técnica del garrotazo y tente tieso, esta técnica se aplicaba y todavía se aplica hoy en algunas comisarías y cuarteles con muy buenos resultados, la técnica en sí, consistía primero en despojar de sus vestiduras al reo, luego sujetarlo atado fuertemente a un poste o reja, en este caso fue a una columna, y una vez bien sujeto darle un repaso con verga trenzada o picha de toro todo ello con el fin de dejarlo más fino que un guante.

         De modo que Iesus vilmente insultado fue cruelmente azotado durante casi un cuarto de hora, que parece que es corto pero a él se le hizo muy largo, y solamente cuando en la espalda ya casi no quedaba piel y su aspecto era lastimoso, fue presentado ante Caifás, el cual viendo el decrépito estado del mago se acojonó un poco y le preguntó:

         -Oye tu, es verdad que vas diciendo que eres hijo de Dios y que tu arte de magia te es divinamente proporcionado por tu Padre?

          Iesus que estaba sangrando por todas las partes de su cuerpo le dijo con voz entrecortada:

          Yo que cojones voy a decir, eso es cosa de vosotros bordes judíos de mierda, toda esa sarta de mentiras os la habéis sacado de la manga, y todo  porque os jode un montón el verme  triunfar y como no tenéis otros argumentos para joderme la vida os habéis inventado eso.

         Ante esta respuesta Caifás dijo: Bueno, conducirlo ante el gobernador romano Pilatos y que él decida.

         Dicho y hecho, dos guardias cogieron por un brazo cada uno a Iesus y medio en volandas lo llevaron al palacio de Poncio Pilatos. Un guardia les dijo que esperaran porque el gobernador estaba despachando asuntos de muchísima importancia en su gabinete privado. En efecto el gobernador se encontraba en su gabinete privado mirando a la Meca con el tremendo rabo de un sargento de la legión metido en el ano, y ya se sabía que cuando “a Poncio le daban por el culo, no se movía ni una hoja en un árbol en Galilea ni en Judea ni en toda la Palestina”.

         Cuando por fin un cabo primero con expectativas de ascenso puso al corriente al gobernador de lo que se trataba Poncio exclamó:

         -Joder me cogéis en mal momento, yo no quiero saber nada de los líos de estos judíos de mierda, ¡! Joder, joder!!, con lo bien que estaba yo en la dulce Gaulle!!,  y es que estos hebreos son unos come mierda que solo piensan en ganar dineros y en cuanto hay responsabilidades miran de endosárselas a los demás, bueno a lo dicho, yo no quiero saber nada de esto, ahora dejarme tranquilo, de momento voy a lavarme y refrescarme el culo, porque ese cabrón con su tremenda tranca me lo deja hecho polvo.

           Y de esta manera el mago Iesus sin ni siquiera ver al gobernador  fue entregado de nuevo al sanedrín, el cual viendo en el mago un peligro para su negocio religioso, dictaminó que el mago fuera crucificado y muriera en la cruz.

         Al día siguiente Iesus cargado con una cruz de madera que pesaba un huevo fue conducido hacia un monte que los naturales llamaban de las calaveras, pero como iba mal comido y además muy debilitado por las palizas recibidas el mago Iesus andaba a tropezones y caía cada a cuatro pasos los soldados para que se levantara le sacudían fuertes zurriagazos pero es que Iesus no podía con su alma, viendo lo cual un sargento llamó a uno que pasaba por allí:

         -Eh tú, ¿adónde vas?

         -Yo nada, voy aquí hasta la administración para echar la quiniela.

         -¿La quiniela? Ya te voy a dar a ti la quiniela, venga ven aquí  y ayuda a este flojo a llevar la cruz, si no esto va a ser más largo que la cuaresma sin pan, la quiniela ya la echarás después.

         El pasante que era un ciudadano de Cirene (colonia griega situada al oeste de Egipto) cargo con la cruz y con ella a cuestas seguido por el medio muerto reo llegaron a un cabezo llamado Gólgota en hebreo y allí delante de su madre Mariem, de su concubina María de Magdala y varios de sus empleados, y la notable ausencia de su padre y de sus hermanos, fue crucificado el mago Iesus muriendo poco después tras balbucear varias palabras que por desgracia ninguno de los presentes  comprendió.

          Ya veis queridos niños y niñas que de nada le sirvieron los cientos de trucos que él sabía realizar; también cabe señalar que ese día y junto a él crucificaron a dos maleantes de los cuales no se tienen noticias ni anteriores ni posteriores.    

         Y así fue cómo acabó la vida de aquel niño que fue concebido cuando la primavera la sangre altera, que nació en una cuadra, y que fue y continua siendo  aún hoy día, el mago más famoso que ha habido en todos los tiempos, todavía causan admiración, se celebran y se comentan sus trucos, sin que jamás nadie haya podido comprenderlos y que han dado pie a las mayores controversias y a los mayores genocidios jamás cometidos en el mundo, consecuencia directa de las largas y sangrientas guerras que se han desatado por su culpa, además de servir de base a la mayor estafa jamás cometida en el mundo.

Bueno queridos amiguitos y amiguitas, ya veis que las cosas no son cómo empiezan si no cómo acaban y así son las cosas y así hay que contarlas, a mi me hubiera gustado que este rubio y apuesto mago se hubiera casado con María de Magdala y que los dos hubieran sido muy felices, pero la triste verdad es otra, que le vamos hacer.

 Otro día os contaré el cuento de la gallina que quiso ser águila que da mucha risa, ya veréis que bien nos lo pasamos.

 

Es otra ocurrencia del corneta  agropecuario, Jaime de Muniesa y de Monzón  de los Monzones, Cierzos y Alisios.    

1 comentario

ZARAGOZ-- ANA -

Y SIGUE Y SIGUE Y SIGUE... BIEN, BIEN.
PERO ESO DE AGROPECUARIO... YA TE OCUPAS TAMBIEN DE LOS QUE TIENEN BRANQUIAS? IGUAL, PORQUE EL AGUA LA TIENES CERCA.
TIRA P'LANTE COMO SIEMPRE.